Otro Dragón en Hogwarts {1/?} [Harry Potter]

Bueno primero les digo que no suelo escribir fanfics, pq nunca se lo suficiente como para satisfacer a los conocedores ><, y con respecto a Harry Potter me puedo declarar ignorante ya que me quedé en el segundo libro leido y la cuarta película vista xDD.

Harry Potter y sus personajes no me pertenecen (son de JK Rowling), pero algunos personajes, como Arya y Diana, son totalmente míos x3

Bueno aquí los dejo:

Otro dragón en Hogwarts

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El primer día de clases de su cuarto año en dichosa escuela de magia y hechicería: Howgarts. Llevaba a su lechuza negra Arios en una jaula de plata, éste la miraba a los ojos tal y como ella a él, casi todo el viaje, era como tener una conversación mental con él. En verdad eso era. Pero una conversación de palabras, era un intercambio de sentimientos, eso, se sentía como él lo hacía dentro de esos barrotes y ella le demostraba la impotencia que sentía por no poder sacarlo de allí.

Sí, ella, Arya Dracolla, tenía la facultad de comunicarse con los animales, por muy fantasioso que sonara para lo muggles y para los magos también, pero nunca se lo ha dicho a nadie, pues nadie le hablaba ni ella sentía la necesidad de hacerlo.

-Ya llegaremos a Hogwarts y te podré sacar de allí- dijo la chica de cabezos platinos y mirada profunda y acuosa de granito. Sí ella también estaba en la generación de los renombrados Potter, Granger, Malfoy, Weasly, entre otros. Pero siendo una Ravenclaw, poca era la acción que podía tener.

-Señorita Dracolla- escuchó a la profesora McGonagal en la puerta de su sitio y ella la miró- Con permiso- dijo la señora sentándose frente a ella.

-¿No crees que caigo en eso, cierto?- preguntó con voz serena y amable la ojigris. Entonces la imagen de la profesora se deformó con un destello de luz azul hasta tomar la forma de una joven de cabellos negros y orbes verdes.

-Sos la única que no ha caído- dijo algo molesta la pelinegra, con su acento argentino bien marcado.

-Pues los profes no viajan en este tren-apuntó con una sonrisa. La pelinegra suspiró pesadamente y miró por la ventana con expresión ausente.

-Tengo un mal presentimiento de este año-dijo la chica con seriedad, Arya miró también por la ventana sintiendo sus sentimientos pero sin llegar a perturbarla con los propios, sintió pena, miedo, ansia, valor.

-Este año es la copa de los tres magos, Diana- apuntó con seriedad. Diana Hernandez asintió con la cabeza y luego miró a su hermana de casa.

-Se hará aquí ¿cierto?-

-Ajam- sintió la inquietud de su amiga y le sonrió con tranquilidad- El año pasado fueron los dementores, ahora la copa, nunca tendremos una escuela tranquila- dijo con cierto pesar.

-Ni que quisieras descansar nena- dijo entre risas la argentina- Sos como tonta para las aventuras- dijo dándole un leve golpe en el hombro y ambas rieron alterando a Arios que chilló incómodo. Luego el rostro de la argentina perdió toda expresión- ¿Supiste lo de los mortifagos?-

-Sí, el otro día me topé con uno… al parecer planean revivirlo-dijo con frialdad la ojigris, para su amiga escucharla y verla hablar de eso era como ver a la nieve personificada hablando sobre tormentas de nieve.- No dejaré que ocurra, la muerte de mis padres no será en vano- dijo la platina apretando los puños pero sin expresión en el rostro.

-No tenés nada que ver con ellos, Arya. Sácate esas voludeces de la cabeza. Podés perder la vida si te vas de frentón con esos.- Arya sintió la desesperación y miedo de su amiga antes de que pronunciara esas palabras. ¿Enfrentarse a ellos? Lo hacía desde que sus padres habían muerto hace 3 años cuando apenas sabía mover la barita y el famoso “Wingardium Leviosa”, a esa corta edad enfrentó la muerte de sus padres.

-Tranquila Diana, no cometeré estupideces- le dijo con voz inexpresiba la platina. La argentina se levantó del puesto mirándola a los ojos.

-Sos una pelotuda, prusiana. Mejor alistate antes de pensar en esas voludeces!- bombardeó la ojiverde antes de cerrar con fuerza la puerta. Arya suspiró relajando el rostro. La argentina siempre le insultaba con sus modismos, y el que le nacionalizara en Prusia (nación que ya no existe) sólo la caracterizaba como fría y testaruda.

Se vistió con la túnica y el uniforme necesario y abrió la puerta del box, en ese momento un cuerpo oscuro la empujó hacia el interior, tapándole la boca con la mano y cerrando la puerta de golpe. Debido a lo rápido no pudo captar quien era, pero ahora que se habían quedado quietos y en silencio (él aun le tapaba la boca) notó el cabello rubio platinado y los orbes grices. ¿Qué hacía un Slytherin allí?

-Draco! ¿Dónde estás?- la voz de Pansy resonaba por el exterior de los boxes y haciendo sonar sus tacones mientras se acercaba.- Dios, jugar a las escondidas no es digno de un príncipe como tú- reclamaba con altanería la serpiente. El sonido de tacos se esfumó cruzando a otro vagón.

Notando que el rubio ya estaba tranquilo, ella apoyó su rodilla en su estómago y lo empujó-pateó con fuerza sacándocelo de encima, haciendo que éste quedara acostado en el asiento del frente después de golpearse contra la muralla. Arya se levantó rápidamente y se alisó la falda sin expresión alguna en el rostro, como siempre.

-Oye, bruta!- le reclamó el rubio, hasta que la miró a los ojos, o en definitiva la viera a ella, se quedó con la boca abierta y con los ojos deslizándoce por su figura.

-Tsk- chasqueó molesta la joven mirándolo con frialdad- No te creas que por ser un Malfoy tienes derecho a lo que se te de la maldita gana- espetó la platina casi con repugnancia en la voz, esto hizo sentar cabezas al rubio, quien se sentó como si fuera el dueño de todo.

-¿Quién te crees que eres para hablarme así?- espetó el rubio con altanería, típico de una serpiente- Además deberías estar agradecida de haber tocado mi cuerpo- dijo con un ego aplastante para la chica, quien se limitó a levantar su grisácea ceja, sin ningún atisbo de risa en el rostro.

-Eres repugnante- soltó con desprecio la chica, descolocando el orgullo del rubio. La joven abrió la puerta- Pans..!!!- iba a llamar a Pansy para que la serpiente se fuera pero este nuevamente le tapó la boca y cerró la puerta.

-Shhht! No se te ocurra llamarla- le dijo al oido casi en un susurro, esto hizo enojar más a el águila quien le mordió la mano y tomandolo del brazo lo dio vuelta haciendolo chocar contra la puerta del box, la cual se rompió dejando caer al albino en medio del pasillo. El rubio no tuvo tiempo de gritar mi por la mordida no por la caída, pues Pansy había aparecido al otro lado del pasillo, lo miraba con preocupación que luego se transformó a odio al tiempo que desviaba la mirada hacia la chica de cabellos plateados.

-¿Tú le hiciste eso?- le gritó la serpiente empezando a sacar su varita mientras se acercaba al águila, para ese entonces ya se había congregado un gran multitud en el pasillo, Pansy intentó ayudar a Drco a pararse pero este se levantó solo.

-Por supuesto- dijo con indiferencia Arya.- ¿Algún problema en que me defienda de un pervertido?- espetó con frialdad en la mirada, pero aquella frialdad , para Pansy, no era más que arrogancia e insulto hacia su persona.

-Arya! -de entre la multitud salió Diana con varita en mano apuntando a Pansy quien al mismo tiempo apuntaba a la peliplateada.

-Baja la varita Diana- advirtió Arya, sin siquiera mirarle. La argentina obedeció pero no guardó la varita.- Te agradecería que también bajaras la tuya Pansy- dijo al momento que intentaba domar los sentimientos de la serpiente, logró enlazar con su ira y su confusión, tranformándola en miedo e inseguridad. Pero antes de que pudiera cerciorarse de ello, una mano le tomó la mandíbula y la arrastró hasta hacerla chocar con la muralla. Al poder enfocar al agresor, vió los ojos platinos de Malfoy, incrustando odio en su mirada, tomada de la mandíbula la subió un poco más haciendo que dejara de tocar el piso. El público se quedó helado, pero ella no cambió su expresión de indiferencia.

-¿Qué hacés voludo?, ¡Soltála!- su amiga iba a ayudarla pero una varita al cuello la detuvo, esto no escapó de la vista de la ojiplateada.

-¿Quién te crees que eres para tratarme así? O es que eres una bestia suelta- le dijo con sumo odio y repugnancia incrustado en cada palabra, esperaba que la chica reaccionara con odio, con miedo, o que simplemente no reaccionara; pero a cambio una pequeña sonrisa se instaló en esos finos labios de mujer.

-¿Tu te crees muy superior al resto, no? Pero ¿en que fundamentas eso? ¿En ser hijo de quien eres, o de tus propias hazañas o convicciones?- la mirada de la chica era como duro y frio acero, él no supo que contestar le había dado en un punto débil, detestaba a su padre por sobre todo, sin darse cuenta había soltado la mandíbula de la chica y esta se había hacercado a su oído para susurrarle- Dime, ¿Cuánto falta para que tu ídolo renasca? Futuro mortífago-

-Carpe retractum!- gritó Pansy haciendo que el cuerpo de Arya se viera empujado hacia el interior del box y chocara contra la ventana trizando los vidrios. Diana iba a hechizar a ambas serpientes pero antes de que pudiera levantar su varita escuchó el grito de Arya desde el box.

-Ni se te ocurra Diana- entonces la peli plateada salió del box aferrandoce con una mano del marco de la puerta y con la otra se tapaba el lado izquierdo del rostro, por aquella mano podía verse unas manchas rojas.- Te van a sancionar si utilizas la varita- dijo mirando con indiferencia con su único ojo visible.

-Eso no era necesario Pansy, ¿Acaso no piensas?- le recriminó Malfoy, mientras le tomaba del brazo y salía del vagón hacia el box de los Slytherin. Arya volvió a entrar en el box, lamentando que no hubiera puerta para aislarse del público indeseado. Se sentó y echó la cabeza hacia atrás intentando parar la hemorragia.

-Santo Maradona!- exclamó la argentina mientras se sentaba al lado de su amiga y con su pañuelo blanco le limpiaba el rostro y la herida de la frente.- Vos si sos imbécil, ¿cómo se te ocurre hacer tal locura, che?-

-Lamento preocuparte Diana- fue lo último que dijo la joven antes de cerrar los ojos y no despertar hasta que llegaron a Hogwarts.

¿Qué había sido esa sonrisa? Cómo había hecho ella para darle justo en sus puntos débiles, lo puso al pendiente y a la orden de su padre, de ese ser repugnante. Para colmo la idiota de Pansy iba a dejar en negativo los puntos de su casa apenas pisaran Hogwarts, la dejó en su box soltándola con brusquedad y luego se dirigió al suyo cerrando la puerta con fuerza, haciendo notar que sería mejor que nadie si quiera se asomase.

No podía creer que a pesar del brutal golpe que había recibido ella, no cambió la fría expresión, y la imagen de la roja sangre fluyendo en aquel pálido e inexpresivo rostro había sido… escalofriante. Para su pesar no podía mentirse a si mismo, era como ver a un demonio blanco, pero aún así no pudo dejar de sentir culpa. Él nunca dañaría a una mujer, por cuestión de principios, había sido Pansy quien lastimó a la Ravenclaw. Ahora caía en cuanta de que no sabía su nombre… ¿cómo le había llamado la chica de acento argentino?... Arya, eso era.

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